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Pulgón en lechuga, qué es y cómo combatirlo de forma natural

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El pulgón es una plaga muy común en la lechuga, que puede darse por varios géneros y especies y, que puede causar desde daños estéticos, como manchas y deformaciones, hasta daños más graves en la planta debido a que se alimentan de su savia y la debilitan. Ambos factores hacen que merme la calidad del producto y, por tanto, el precio que se obtiene de él.

Repasamos los puntos esenciales que hemos de conocer para poder evitar la plaga o, al menos, minimizar su daño:

A principios de primavera y con la subida de temperatura comienzan a eclosionar los huevos. De ellos salen hembras que carecen de alas (ápteras) y que se reproducen sin necesidad de que un macho las fecunde (partenogénesis). Una sola hembra puede llegar a producir más de 150 crías que pueden nacer con o sin alas. Las que carezcan de ellas se alimentarán de la planta donde nacieron y las otras emigrarán a plantas cercanas.

Cuando las temperaturas descienden, ya de cara al invierno, se produce una generación con reproducción sexual entre machos y hembras (anfigónica) que producirá los huevos que hibernarán hasta la siguiente primavera.

Las crías tardan una semana en madurar y ser capaces de reproducirse, con lo que, su velocidad de propagación es altísima y es muy importante detectarlo a tiempo para evitar grandes daños.

Pueden causar daños de dos tipos:

Al ser insectos chupadores, los podremos localizar fácilmente en el envés de la hoja (parte inferior) porque es donde la pared celular es más fina y les es más fácil alimentarse.

Como siempre, nuestra mejor arma será la prevención:

– Importante: eliminar las malas hierbas para evitar que los pulgones puedan refugiarse en ellas y posteriormente colonizar nuestro cultivo.

– Uso de plantas aromáticas como repelentes naturales.

– Preparar y proteger el sustrato proporcionando un riego adecuado y evitando el exceso de abonado.

– Aumentar en la medida de lo posible la biodiverisdad de nuestra parcela favoreciendo la aparición de depredadores del pulgón como la mariquita.

Debemos observar las hojas frecuentemente para detectar la plaga lo antes posible y, si todo lo que hemos puesto en práctica no ha sido suficiente, utilizaremos la estrategia de biocontrol más adecuada para acabar con la plaga.

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